Mensaje a la iglesia de EFESO: De 31 a
100. Hasta la muerte de Juan.
Apo
2:2-7 Yo conozco tus obras, y tu trabajo, y tu paciencia; y que no puedes
soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo
son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y tienes paciencia, y
has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido.
Pero
tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de
dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré
pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Pero
tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también
aborrezco.
El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere,
le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Al
principio, la iglesia de Efeso se distinguía por su sencillez y fervor. Los
creyentes trataban seriamente de obedecer cada palabra de Dios, y sus vidas
revelaban un firme y sincero amor a Cristo. Se regocijaban en hacer la voluntad
de Dios porque el Salvador moraba constantemente en sus corazones. Llenos de
amor para con su Redentor, su más alto propósito era ganar almas para él. No
pensaron en atesorar para sí el precioso tesoro de la gracia de Cristo. Sentían
la importancia de su vocación y, cargados con el mensaje: “Sobre la tierra paz;
entre los hombres buena voluntad,” ardían en deseos de llevar las buenas nuevas
de la salvación a los rincones más remotos de la tierra. Y el mundo conoció que
ellos habían estado con Jesús.
Mensaje a ESMIRNA: De 323 a 538. Hasta
que Justiniano da poderes políticos al Papado.
Apo
2:9-11 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres
rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, mas son
sinagoga de Satanás. No tengas ningún temor de las cosas que has de
padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros a la cárcel, para que
seáis probados; y tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y
yo te daré la corona de la vida.
El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no
recibirá daño de la muerte segunda.
Mensaje
a PÉRGAMO: De 323 a 538. Hasta que Justiniano da poderes políticos al Papado.
Apo
2:13-17 Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está la silla de
Satanás; y retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que
Antipas fue mi fiel mártir, el cual fue muerto entre vosotros, donde Satanás
mora.
Pero
tengo unas pocas cosas contra ti; que tú tienes ahí a los que retienen la
doctrina de Balaam, el cual enseñaba a Balac a poner tropiezo delante de los
hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer
fornicación.
Así
también tú tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la cual yo
aborrezco. Arrepiéntete, porque si no, vendré pronto a ti, y pelearé
contra ellos con la espada de mi boca.
El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere,
daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo
recibe.
Mensaje a TIATIRA: De 538 a 1517. Hasta
la Reforma de Lutero.
Apo
2:19-29 Yo conozco tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu
paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Pero tengo
unas pocas cosas contra ti; porque permites a esa mujer Jezabel, que se dice
profetisa, enseñar y seducir a mis siervos a fornicar y a comer cosas
sacrificadas a los ídolos.
Y le
he dado tiempo para que se arrepienta de su fornicación; y no se ha
arrepentido. He aquí, yo la arrojaré en cama, y a los que adulteran con
ella, en muy grande tribulación, si no se arrepienten de sus obras. Y
heriré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que
escudriño los riñones y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus
obras.
Pero
a vosotros digo, y a los demás en Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, y
no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás. No pondré
sobre vosotros otra carga. Pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo
venga. Y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré
potestad sobre las naciones; las regirá con vara de hierro, y serán
quebradas como vaso de alfarero; como también yo he recibido de mi Padre;
y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias.
Mensaje
a SARDIS: De 1517 a 1798. Hasta el encarcelamiento del Papa.
Apo
3:1-6…Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás
muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir;
porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues,
de lo que has recibido y oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velares,
vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
Pero
aun tienes unas pocas personas en Sardis que no han contaminado sus vestiduras;
y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignas. El que
venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro
de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus
ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias.
Mensaje a FILADELFIA: De 1798 a 1844.
Hasta el fin de los 2.300 días.
Apo
3:8-13 Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante
de ti, la cual ninguno puede cerrar; porque aún tienes un poco de fuerza, y has
guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la
sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten;
he aquí, yo haré que vengan y adoren delante de tus pies, y que reconozcan que
yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el
mundo, para probar a los que moran sobre la tierra.
He
aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu
corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y
nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el
nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del
cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias.
Mensaje a LAODICEA: De 1844 a … Hasta el
fin.
Apo
3:15-22 Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Quisiera
que fueses frío o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente,
te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido,
y no tengo necesidad de nada; y no conoces que tú eres un desventurado, y
miserable, y pobre, y ciego, y desnudo.
Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado
en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se
descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que
veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y
arrepiéntete.
He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, yo le daré
que se siente conmigo en mi trono; así como también yo he vencido, y me he
sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias.
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